Existen muchos tipos de museos. Podemos encontrar estructuras completamente modernas creadas ex profeso o edificios reaprovechados con soluciones museológicas que albergan maravillosas colecciones pero adolecen de los problemas propios de un edificio antiguo sin tal proyección inicial. Realmenete, la dificultad y el mérito de la museología moderna surge cuando es necesario el acondicionamiento de un espacio antiguo. No olvidemos que problemas tan insignificantes para el visitante como la humedad del lugar, son fundamentales para la buena conservación de la colección que allí se va a exponer. Por ello, la adaptación de espacios y materiales son algunos de los inconvenientes que deben gestionarse en el momento del reaprovechamiento de edificios antiguos. El objetivo museológico que se persigue en cada caso, es el que hace que en unas ocasiones se valore más el continente que el contenido, o viceversa.
En un maravilloso enclave que aúna lo urbano y el paisaje, el turismo y la naturaleza, se encuentra uno de los museos más reconocidos de España: el Museo de Arte Abstracto de la ciudad de Cuenca. En él, a lo intrincado y laberíntico de la disposición y división de un edificio reaprovechado que data del siglo XV se une una colección que destaca
por ser la única en España dedicada exclusivamente al arte abstracto nacional. La conjunción de ambas facetas es la que en él hace que continente y contenido se sostengan en un sosegado equilibrio de fuerzas. Bien es cierto que cada museo tiene sus particularidades y peculiaridades, pero cuando en un mismo lugar se da el espacio idóneo para una determinada colección, el resultado es doblemente satisfactorio.
Para entender el significado de estas palabras, uno tiene que adentrarse en sus pasillos y corredores y disfrutar de la concatenación de espacios mientras se deleita en observar las 127 pinturas y esculturas de reconocidos artistas españoles de la generación abstracta de los años 50 y 60, junto con algunos de los 80 y 90. La colección inicial del Museo, creada sobre la base de autores de la generación posterior a la terminación de la Segunda Guerra Mundial, y
continuadora en cierto modo de las ideas renovadoras que en su día tuvieron Picasso, Miró y Gris, fue concebida con el fin de conseguir una representación de los principales artistas de la generación abstracta española. Su creador, Fernando Zóbel, deseaba que no se dispersara la obra de sus compañeros, que no se marchara toda al extranjero y que fuera conocida en España.
En un maravilloso enclave que aúna lo urbano y el paisaje, el turismo y la naturaleza, se encuentra uno de los museos más reconocidos de España: el Museo de Arte Abstracto de la ciudad de Cuenca. En él, a lo intrincado y laberíntico de la disposición y división de un edificio reaprovechado que data del siglo XV se une una colección que destaca

Para entender el significado de estas palabras, uno tiene que adentrarse en sus pasillos y corredores y disfrutar de la concatenación de espacios mientras se deleita en observar las 127 pinturas y esculturas de reconocidos artistas españoles de la generación abstracta de los años 50 y 60, junto con algunos de los 80 y 90. La colección inicial del Museo, creada sobre la base de autores de la generación posterior a la terminación de la Segunda Guerra Mundial, y

Así, artistas como Eduardo Chillida, Gerardo Rueda, Rafael Canogar, Luis Feito, Antoni Tápies, Antonio Saura, Eusebio Sempere, Zóbel, etc. nos ofrecen su particular visión del arte en un espacio que les rinde culto. La búsqueda de este lugar se inició en 1961, y en junio de 1963 el pintor y escultor conquense Gustavo Torner sugirió la posibilidad de establecerlo en las Casas Colgadas de Cuenca. Perfectamente acondicionado, el lugar le sugería muchas posibilidades. En primer lugar el diálogo que se establecía entre una pintura harto abstraizante y los casi imposibles espacios; en segundo lugar, el diálogo entre la naturaleza circundante y las posibilidades que la luz otorga al lugar y la obra. Desde el primer momento Torner fue el codirector del Museo, con Gerardo Rueda como conservador.
Abesti Gogorra IV, Eduardo Chillida, 1960-1964
Museo de Arte Abstracto de Cuenca
El que no haya paseado nunca por la ciudad de Cuenca, atravesado sus hoces y disfrutado de sus monumentos, gastronomía y naturaleza, que no dude en hacerlo y aprovechar para contemplar una de las más maravillosas colecciones españolas de arte, un orgullo para todos nosotros: el Museo de Arte Abstracto Español.
Belén Martínez
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